LA OPINIÓN DEL CONSEJERO DE ESTADO, JOSÉ LUIS MANZANARES, SOBRE LA SItUACION EN UCRANIA
Publicado en “Republica de las ideas” hoy.
Ni Ucrania forma parte de la Unión Europea ni el Mar Negro encaja muy bien en el Atlántico Norte que da nombre a la OTAN, pero aquí no se trata de la preocupación de los Estados miembros de ambas organizaciones por la suerte de aquel país, pese a no tener compromiso internacional alguno con el mismo. Sólo se quiere comentar un aspecto de cómo Estados Unidos y la OTAN están comportándose en la presente crisis. Pregunta que se extiende también a la contribución española con el envío de la fragata Blas de Lezo y otra embarcación menor a aquellas aguas.
No hace mucho que me ocupé en esta columna del error en que incurrió Ucrania, y podría repetirse ahora, confiando en que la OTAN y la Comunidad Europea harían lo suficiente para conjurar toda amenaza de violación rusa de sus fronteras. No sería razonable fiarse tanto de Occidente después de lo ocurrido con la anexión de la península de Crimea el año 2014. Rusia pagó gustosamente el precio de alguna sanción económica, sabiendo que nadie recurriría a la fuerza militar para evitarla.
Ahora se repite la historia, con más nitidez si cabe, porque no sólo tenemos dicho antecedente, sino también las reiteradas declaraciones de Estados Unidos en el sentido de que si hubiera anexión se respondería con gravísimas sanciones. Esto quiere decir a sensu contrario que nunca habría reacción militar. No hay riesgo, en principio, de que un soldado español acabe perdiendo su vida en aquel escenario. Pero a veces el diablo carga la escopeta, y las cosas se complican y el problema se nos va de las manos.
En estas circunstancias no encuentro argumento alguno para que España se sume con dos barcos de guerra a esa inoperante exhibición de fuerza en defensa de la integridad territorial de Ucrania. La presencia de nuestros buques en el Mar Negro, como la de otros de la OTAN o ESTADO de ERO la Unión Europea, únicamente servirá para evidenciar que la anexión de Crimea a Rusia es un hecho consumado por cuya reversión jamás se disparará un solo tiro. Y es que nadie puede imaginar que estas unidades navales penetren en las aguas correspondientes a la repetida península.
Es de suponer que los buques españoles, o los de nuestros aliados occidentales, empezando por los Estados Unidos, se guardarán cuidadosamente de violar esas aguas que Rusia considera suyas. Sería una provocación frente a Moscú y tendría consecuencias impredecibles. ¿Qué pinta un despliegue militar, por modesto que sea, cuando se descarta de antemano, y muy sensatamente, toda confrontación militar?